martes, 5 de octubre de 2010

Espronceda metalero




El poeta romántico José de Espronceda escribió uno de los poemas más populares en lengua castellana, en el siglo XIX, en torno de la piratería. La canción del pirata es un texto clave para entender la construcción cultural del pirata como espíritu rebelde, como sujeto libre y dispuesto a enfrentar la tiranía de lo convencional. Otro romántico que entronizó la figura del pirata en la literatura occidental, antes que el mismo Espronceda fue Lord Byron con su The Corsair, un texto que influyó al autor español y que inició el período romántico para la piratería, su primer tiraje vendió 10 mil ejemplares en 1814 y consagró la figura del capitán pirata que acude en rescate de una mujer indefensa. Incluímos aquí una versión metálica del grupo Tierra Santa.

1 comentario:

  1. Con diez cañones por banda,
    viento en popa, a toda vela,
    no corta el mar, sino vuela
    un velero bergantín.
    Bajel pirata que llaman,
    por su bravura, El Temido,
    en todo mar conocido
    del uno al otro confín.

    La luna en el mar riela
    en la lona gime el viento,
    y alza en blando movimiento
    olas de plata y azul;
    y va el capitán pirata,
    cantando alegre en la popa,
    Asia a un lado, al otro Europa,
    y allá a su frente Istambul:

    Navega, velero mío
    sin temor,
    que ni enemigo navío
    ni tormenta, ni bonanza
    tu rumbo a torcer alcanza,
    ni a sujetar tu valor.

    Veinte presas
    hemos hecho
    a despecho
    del inglés
    y han rendido
    sus pendones
    cien naciones
    a mis pies.

    Que es mi barco mi tesoro,
    que es mi dios la libertad,
    mi ley, la fuerza y el viento,
    mi única patria, la mar.

    Allá; muevan feroz guerra
    ciegos reyes
    por un palmo más de tierra;
    que yo aquí; tengo por mío
    cuanto abarca el mar bravío,
    a quien nadie impuso leyes.

    Y no hay playa,
    sea cualquiera,
    ni bandera
    de esplendor,
    que no sienta
    mi derecho
    y dé pechos mi valor.

    Que es mi barco mi tesoro,
    que es mi dios la libertad,
    mi ley, la fuerza y el viento,
    mi única patria, la mar.

    A la voz de "¡barco viene!"
    es de ver
    cómo vira y se previene
    a todo trapo a escapar;
    que yo soy el rey del mar,
    y mi furia es de temer.

    En las presas
    yo divido
    lo cogido
    por igual;
    sólo quiero
    por riqueza
    la belleza
    sin rival.

    Que es mi barco mi tesoro,
    que es mi dios la libertad,
    mi ley, la fuerza y el viento,
    mi única patria, la mar.

    ¡Sentenciado estoy a muerte!
    Yo me río
    no me abandone la suerte,
    y al mismo que me condena,
    colgaré de alguna antena,
    quizá; en su propio navío
    Y si caigo,
    ¿qué es la vida?
    Por perdida
    ya la di,
    cuando el yugo
    del esclavo,
    como un bravo,
    sacudí.

    Que es mi barco mi tesoro,
    que es mi dios la libertad,
    mi ley, la fuerza y el viento,
    mi única patria, la mar.

    Son mi música mejor
    aquilones,
    el estrépito y temblor
    de los cables sacudidos,
    del negro mar los bramidos
    y el rugir de mis cañones.

    Y del trueno
    al son violento,
    y del viento
    al rebramar,
    yo me duermo
    sosegado,
    arrullado
    por el mar.

    Que es mi barco mi tesoro,
    que es mi dios la libertad,
    mi ley, la fuerza y el viento,
    mi única patria, la mar.

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